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Blogue RBE

Sex | 20.09.19

Entrevista a Néstor García Canclini: “A cultura digital muda a leitura e os modos de estudá-la".

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El libro

El año pasado un grupo de investigadores recibimos la propuesta de colaborar en un libro sobre las nuevas prácticas de lectura y escritura para el Centro Nacional de Innovación e Investigación Educativa (Ministerio de Educación y Formación Profesional de España). José Antonio Cordón-García, Daniel Escandell Montiel (ambos de la Universidad de Salamanca) y yo en representación de la Universitat Pompeu Fabra – Barcelona coordinamos las secciones que integran este volumen volumen. Si la sección de Cordón-García se focalizó en las nuevas formas de lectura, y la de Escandell Montiel en la creación y enseñanza de la escritura digital, en mi sección nos orientamos hacia la creación de textos en el contexto de las culturas colaborativas juveniles. En total participamos en este volumen 16 autores, entre ellos José M. Tomasena, María J. Establés, Mar Guerrero, María J. Masanet y Julio C. Mateus de la UPF. El resultado es un volumen de 156 páginas titulado Lectoescritura Digital que puede ser descargado de forma libre y gratuita.

El libro se enriquece con una serie de entrevistas a reconocidos investigadores en los temas que se abordan en sus páginas -como Joaquín Rodríguez, Joan Ferrésy María Pizarro-. En mi caso, tuve el enorme privilegio de entrevistar a Néstor García Canclini, autor de estudios fundamentales para los que investigamos las transformaciones de la esfera cultural y mediática en tiempos de digitalización. Junto a clásicos como Culturas Híbridas (Grijalbo, 1989), obras como Hacia una antropología de los lectores (2015, México: UAM-Telefónica-Ariel) o Jóvenes, Culturas Urbanas y Redes Digitales (Ariel/Telefónica, 2012, con F. Cruces M. Urteaga Castro Pozo) son referencia obligada para comprender los cambios en el mundo de la lecto-escritura.

A partir de aquí, la entrevista a Néstor García Canclini, a quien agradezco muchísimo su disponibilidad, al igual que a Martha Villabona García del Centro Nacional de Innovación e Investigación Educativa, quién actuó de “interfaz” entre todos los tres coordinadores de sección de este volumen.

La entrevista

En tu libro Lectores, espectadores e internautas (2007) propones un acercamiento a las prácticas de consumo mediático y prestas particular atención a las tensiones y en cómo cambian las viejas prácticas (por ejemplo la lectura). ¿Cómo podríamos resumir en pocas palabras el pasaje del lector al internauta? ¿Qué quedó por el camino? ¿Qué se ganó?

La aparición de ordenadores y móviles fue vista, al principio, como la irrupción de nuevos aparatos que venían a competir con la escuela, los cines, las editoriales y las salas de conciertos. Como había ocurrido –equivocadamente- con la llegada de los televisores. Luego fuimos aprendiendo que los medios audiovisuales generaban otros modos de leer, mirar y escuchar, de aprender, entretenernos y reunirnos. Ser internautas implica un cambio más radical que el de ser espectador (de medios) y no solo lector. Las categorías de lectores y espectadores, como sujetos de actividades relativamente diferenciadas, permitieron mantener campos distintos para la industria editorial, la musical, la cinematográfica y la televisiva. Las empresas y los modos de producción de estos campos se reordenaron y fusionaron como resultado de la convergencia tecnológica.

Si la integración digital entrelaza textos, imágenes y sonidos es porque también los lectores y espectadores se reconvierten en usuarios de pantallas que tienen todo hiperconectado. Leo un libro y, sin levantarme, busco qué más se sabe de ese autor, escucho una conferencia o un concierto suyo en YouTube, el servidor me sugiere otros autores que podrían interesarme, películas y videos relacionados. Estalla la distinción entre medios, entre géneros, entre contenidos con propietarios desligados.

¿Qué quedó atrás? La exigencia de viajar a distintos países y ciudades para saber cuáles son las novedades de los museos, el deporte o los descubrimientos científicos. Tenemos menos necesidad de ir a la biblioteca, al diccionario de nuestra casa o al videoclub para buscar nombres, mapas o películas que ya no están en cartelera. Se gana en accesibilidad y uso. La abundancia digital provoca asociaciones inesperadas y conversaciones a distancia. Pero también hay que hablar de lo que se pierde, se complica o podría lograrse pero se frustra porque la convergencia tecnológica está administrada con nuevas aduanas, costos que alejan a unos usuarios de otros, o los agrupan tendenciosamente. Y también debemos atender a los sentidos diversos con que los internautas modificamos las interacciones: ¿las mejoramos o las enfriamos cuando dejamos de hablar por teléfono y acordamos citas o realizamos conversaciones por WhatsApp o correos diferidos?

A pesar de la disponibilidad de mayor información en las redes, la gente viaja cada vez más. Hoy debemos sacar entradas para las grandes exposiciones en los museos con muchas semanas de antelación y en varias ciudades –por ejemplo Barcelona- están naciendo movimientos anti-turistas… ¿Hasta dónde las tecnologías digitales, que en teoría nos acercan a todos los museos y ciudades exóticas, no terminan alimentado el turismo de masas? Quizá esto tenga que ver con las miles de fotos idénticas que se suben a Instagram en los mismos lugares icónicos del planeta, desde la torre de Pisa hasta el Taj Mahal…

Por un lado, tu pregunta apunta a los límites necesarios en la expansión numérica y lucrativa de las instituciones culturales y las ciudades: ¿debe ser el aumento de público el criterio para evaluar el éxito de un museo, una bienal o un festival? ¿A dónde conduce seguir manejando la expansión urbana como patrón de éxito –las marcas Barcelona, Londres, Nueva York- si el aumento de turistas, de inversionistas extranjeros, y otras marcas, como Airbnb, expulsan a los habitantes históricos, encarecen los precios de renta y venta hasta destruir la convivencia vecinal y el uso responsable de los servicios, en fin, lo que daba la calidad de vida que volvió atractivas a esas ciudades?

Necesitamos una nueva reflexión de fondo sobre el sentido, mucho más complejo hoy, de las políticas urbanas, culturales e interculturales. Las redes, como amplificadoras de las tendencias mercantilistas hegemónicas, son interventoras decisivas en los conflictos urbanos e interculturales. En la Unión Europea el impacto magnificado de las fake news en las elecciones y la estabilidad política está llevando al debate mundial más avanzado sobre la legislación reguladora que se requiere y sobre la urgencia de recuperar el papel público de los Estados (no de cada uno por separado). Falta extender esta reactivación internacional de los poderes públicos respecto del gobierno de las ciudades, de las instituciones culturales, del turismo y –fundamental- de los migrantes que no se desplazan por placer ni en busca del prestigio de las marcas. Se vuelve indispensable recentrar toda la discusión sobre el crecimiento y el desarrollo en los ciudadanos, los desalojados de la política desde que los partidos en casi todo Occidente se redujeron a cúpulas que se distribuyen prebendas, desde que la videopolítica canaliza las quejas, las denuncias y las críticas ofreciendo más atención que los organismos públicos. Las redes corren el riesgo de amplificar y dar apariencia de horizontalidad a estos simulacros participativos. Pero en verdad radicalizan la desciudadanización. Las reinvenciones más atractivas de los movimientos sociales ocurren cuando se enlazan las conexiones tecnológicas de las redes con la convivencia vecinal y la interculturalidad transnacional.

 

Referência:

Article title:Entrevista a Néstor García Canclini: “La cultura digital cambia la lectura y los modos de estudiarla”.
Website title:Hipermediaciones
URL:https://hipermediaciones.com/2019/09/19/entrevista-a-nestor-garcia-canclini-la-cultura-digital-cambia-la-lectura-y-los-modos-de-estudiarla/

 

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